12/29/2006

Parece que fue ayer. El primero de enero, como a las 10 de la mañana, ebrios, Chendo y yo salimos de casa del Jose. Chendo, en un idioma extraño, se ofreció a llevarme hasta mi casa; accedí. Una vez adentro, dormité con tranquilidad. Empecé a soñar con la luz de una vela que se balanceaba, danzaba con holganza, se alzaba hacia mí, me abrazaba, y ondulante se volvía, mientras bailaba, en la luz del sol, se expandía por todo mi campo de visión, hasta que, a través de mi párpados, se convirtió en el parabrisas, unas palmeras, cables, y un camión a toda máquina hacia nosotros, que veníamos en su carril; su claxón, claxón de camión, me sacó del ensueño. ¡Chendo!, grité. Él, que venía dormido, se espantó y dio un volantazo hacia la izquierda, nos subimos a la banqueta a madrazos y el camión pudo esquivarnos, claro, mentándonos la madre. Volvimos a nuestro carril, la luz del sol, a través de mis párpados, se convirtió de nuevo en una vela, y su danza, de nuevo me atrapó. Desperté a las 4 de la tarde y recordé el suceso; le marqué de inmediato a Chendo: Chendo, ¿cómo estás?, dije. Él: bien, todavía medio pedo. Qué alivio, pensé. Gracias por traerme, dijo Chendo. ¿Qué? Sí, me trajiste, estacionaste el coche y te fuiste a tu casa caminando, ¿no? ¿Lo sabes o lo supones?, pregunté. No sé, dijo él, no me acuerdo bien, ¿tú? No, pues yo tampoco recuerdo, dije. Colgamos con la duda, y cada quien con la suposición más placentera en la conciencia.
Así inició mi 2006, año, dentro de lo que cabe, fascinante; lleno de emociones: unas contenidas, otras expresas; la mayoría contenidas, mierda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

asi que ya sabes te esperamos en Oaxaca, no la misma Oaxaca de aquel primero de enero, pero si la misma fecha y sobre todo los mismos amigos ¿o no?