12/31/2004

Bueno. Después de superar la congoja del tsunami asiático, dar vueltas y vueltas sobre mi cama, pensando en la insignificancia del ser humano y la trascendencia del mundo sobre todos nuestros proyectos, sueños y aspiraciones; he decidido no angustiarme más y estar contento porque hoy es año nuevo, día propicio para los buenos deseos y olvidar las penas y a toda la gente que muere de hambre, ya sea por desastres naturales o por, simplemente, suerte o modelos económicos desequilibrados. ¡Oh! Parece que otra vez comenzaba a exaltarme. No tomen en cuenta mi amargo sarcasmo y, en verdad, disfruten este día. Ojalá nos sirva para la reflexión acerca de lo que queremos de nuestras afortunadas vidas, claro, después de emborracharnos con la primera botella que se nos aparezca. ¡Paz y Novocaína para todas las almas justas!

12/30/2004

Trato en lo posible, cada que estoy aquí, de desconectarme del mundo, de los noticiarios nocturnos, los periódicos y el transcurso de, casi, todas las vidas ajenas a la mía. Sin embargo, hay 'detalles' que uno no puede soslayar así nomás sin reflexionar en torno a su trascendencia. Después de saber lo del sudeste de Asia, el sismo y el tsunami, no pude volver a concentrarme en las opiniones de Stevens a propósito de lo que significa ser un buen mayordomo (los restos del día, Kazuo Ishiguro). No entendía nada. Todo era tan... insignificante (Stevens, su padre, las guerras mundiales, Ishiguro, él escribiendo, yo leyendo, yo), que abandoné mi lectura y tuve que sentir escalofríos y darme cuenta de lo frágil de la existencia, aunque uno se esfuerce en importar. Somos tan insignificantes, vivimos tranquilamente, cotidianamente y de pronto vemos que dependemos totalmente de nuestro planeta, un micromovimiento y miles de vidas, con sus proyectos, sus pensamientos, su cotidianidad y su trascendencia, desaparecen y se convierten en un número trágico. No quiero verme demasiado ecologista pero: ¿No será nuestra culpa todo esto? ¿No estará en nuestras manos evitar ese tipo de catástrofes naturales? La verdad es que, una reacción así del planeta, supera las expectativas de cualquiera, de pronto todo pierde sentido y hasta encomendarse a Dios parece fútil. Es posible que exagere, sobre todo si se conoce mi sutil paranoia e hipocondría fehaciente, no obstante, imaginar un cambio en el movimiento de rotación de la tierra, a mí sí me quita el sueño y me hace sudar mientras abrazo a mi almohada, apago la luz del buró y pienso en lo que haré mañana para aprovechar mi corta estadía, aquí, en Oaxaca.

12/25/2004

" Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa.
Miedo de quedarme dormido durante la noche.
Miedo de no poder dormir.
Miedo de que el pasado regrese.
Miedo de que el presente tome vuelo.
Miedo del teléfono que suena en el silencio de la noche muerta.
Miedo a las tormentas eléctricas.
Miedo de la mujer de servicio que tiene una cicatriz en la mejilla.
Miedo a los perros aunque me digan que no muerden.
¡Miedo a la ansiedad!
Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.
Miedo de quedarme sin dinero.
Miedo de tener mucho, aunque sea difícil de creer.
Miedo a los perfiles psicológicos.
Miedo a llegar tarde y de llegar antes que cualquiera.
Miedo a ver la escritura de mis hijos en la cubierta de un sobre.
Miedo a verlos morir antes que yo, y me sienta culpable.
Miedo a tener que vivir con mi madre durante su vejez, y la mía.
Miedo a la confusión.
Miedo a que este día termine con una nota triste.
Miedo a despertarme y ver que te has ido.
Miedo a no amar y miedo a no amar demasiado.
Miedo a que lo que ame sea letal para aquellos que amo.
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir demasiado tiempo.
Miedo a la muerte.
Ya dije eso. "

¡No!, no es Pepe Aguilar. El autor es Raymond Carver (1939-1988)
(Poste publicado hace algún tiempo en nachon.blogspot.com;
tomado sin permiso para su exposición en este su tan concurrido sitio, pues a parte de que a mí me gusta Carver, ¿a poco no se presta para la reflexión en época de año nuevo?)

12/21/2004

De regreso a casa una vez más. De regreso y por cierto: ¿cuándo dejará, Oaxaca, de ser mi casa? ¿Cuándo le agarraré cariño a este humilde y tierno apartamento que me contempla cada madrugada y me ve amanecer cada mañana? ¿Cuándo a esta ciudad tan acogedora, rozagante y prospera? ¡Ay! Al menos por ahora no es así. Pero. Pero: prometo que ése será uno de mis doce deseos frente a las uvas a las doce de la noche.
¡Ah! por cierto. Ésta es mi última madrugada, de este año, en la ciudad de México. Lejos de alegrarme, me hace salivar con melancolía. Otro año más aquí, pienso, sonrío y, francamente, me emociona imaginar que el próximo año pueda decir lo mismo: otro año más aquí. Y así sucesivamente hasta quién sabe cuándo.

12/19/2004

No más ficción (primera parte)

Entré al Centro Coyoacán, hoy, sí, hoy en la noche, en plenas épocas decembirnas-disparatadas-despilfarradoras-endeudadoras. Sí, realmente, ingenuamente no sabía en dónde me metía. Es posible que no advirtiera el peligro debido a que el año anterior, en ese mismo sitio, esta sensación simplemente no me embargó. Entré y en vez de huir, cerré los ojos y fui hacia donde tenía planeado comprar. Intenté en verdad no abrirlos, pero es muy difícil caminar sin la vista, así que,en cambió, opté por no oler nada. Me escabullí a través de guapas señoras con hijas guapas con bolsas con ropa con su status quo (ignórese y contnúe con el relato), subí por las escaleras eléctricas, no hice caso a las alucinantes ofertas, ni a las nobles y generosas promociones. Sólo iba por una razón y no tenía porque detenerme. Todas las demás personas me irritaban. No podía asimilar tanta felicidad en tan poco espacio. ¡Estaban a un ápice de detenerse todos y ponerse de acuerdo para cantarme jingle bell, en inglés y con coreografía y con nieve cayendo del cielo y con su status. Aceleré mi paso. Antes de entrar a la tienda a la que iba me puse a pensar en esa sensación de ira que contenía. ¿Por qué hace un año no sentí lo mismo? ¿Habré sido uno más bailando de tienda en tienda, feliz, gastando el aguinaldo de mi mamá? ¿Acaso estuve adherido a ese malsano apogeo, cegado por las insoslyables ofertas decembrinas? Me detuve, en serio me detuve. A punto de preguntarle al señor a mi lado, estuve. A punto de preguntarle si a él le pasaba lo mismo y por eso permanecía estático frente a la puerta del establecimiento, igual que yo. A punto estuve. Imaginé sentirme identificado con ese mostachudo tipejo, cuando salió una señorita que le pidió llevarle a comprar un helado. Me quedé sólo con mi interrogación. De pronto sentí que extrañaba. ¿A quién? ¿A mi familia? ¿A mis amigos? ¿A mi novia? ¿A ti? ¿A mí? Sí. La diferencia entre hoy en la tarde y un año antes es que hoy fui a comprar solo. La vez pasada fui acompañado y era realmente feliz, feliz. No tenía tiempo de detenerme a pensar cosas tan absurdas puesto que disfrutaba con mi linda compañía. Hoy no está y no está nadie. Pero no sólo la extraño a ella, me extrañé a mí un año atrás: Estaba muy bien conmigo, tenía una novia que me encanta, había obtenido éxitos, incluso premios, la escuela no era una desesperada proeza, la liquidez estaba a flor de piel y la vida auguraba fértiles proyectos y opulencia garantizada. Caray, se necesita ir solo de compras para notar la alienación consumista en la que nuestra sociedad está inmersa -cliché-, y de repente encontrarte, estático frente a un aparador, reflexionando sobre tu vida. Ni siquiera unos tenis nuevos lograron sacarme de mi trance -no soy tan materialista como creí-. Salí de la tienda con mi ensalzada bolsa y pensé en que soy un pesimista y que, afortunadamente, me encuentro bastante lejos del conformismo. Sólo, y solo, espero que el próximo año no me sature de nueva cuenta esta ira, que les juro que estaré a punto, pero a punto de no volver a comprar mis tenis en esa tienda.

12/12/2004

Por si a alguien le interesa

Ulimamente he estado reflexionando acerca de la existencia de este espacio. No sé si realmente alguien lo visite continuamente. No sé si sea necesario un lector para escribir. No sé si sea sensato detenerme a refelexionar ese tipo de arrogantes cuestiones. La verdad es que sólo justifico mi falta de producción y el cambio que está a punto de sufrir esta página, pues, como si a alguien le importara, de ahora en adelante se tratará de un mero ejercicio de estilo, espacio de refelexión e intento de análisis de lo cotidiano -ya sé que siempre me escudo en los intentos, en lo seudo, etc. ¿Pero, qué más se me puede pedir si siempre le he temido al rechazo y al fracaso? (he aquí su nuevo escudo, se dirá)-. Al iniciar este 'blog', lleno de ilusión, imaginé que llenaría de mi poesía la web y las mentes extraviadas juzgarían el sentido de mi existencia. Temo, o más bien me alivia saber, que este tipo de espacios no sirven para publicar lo que nadie te publica, sino para exponer tus curiosidades, no es para encuerarte sino para hacer ejercicio -alguien entenderá- . Por eso y muchas cosas más, el giro es irremediable, esto ya no puede ser una antología de retazos de mi disco duro, tiene que ser una sartén de mi cerebro, tiene que ser un escupidero, una brocha gorda, un cincel aventado en un jardín de estaño; una bitácora, pues, un pretexto para excribir sobre...¿acaso tiene importancia preguntárselo? ¿A ti te importa?

¿Porque este cambio tan mamón? Como quiero terminar temprano hoy, lo resumiré en tres puntos.
Primero: en este momento, y no sé si algún día..., no hay material suficiente para estar subiendo textos, que valgan la pena y provengan de mi perniciosa capacidad para sentarme frente a la computadora; y puede llegar a ser irritante sólo poner fragmentitos, como si a agluien le interesara robarse mis ideas enteras, y sin embargo, el riesgo es latente.
Segundo: porque si no se escribe de forma cotidiana no tiene sentido publicarlo en un blog, y como el primer punto ya fue explicado, lo que queda es actualizarlo con comentarios exentos de un género, sólo de un estilo y calidad, que añoro conseguir. Repito: no se trata de encuerarse sino de hacer ejericicio. Si alguien quería verme desnudo, que se espere hasta que por lo menos no sea desagradable lo que vea. ¿No es así?
Y tercero, aunque nunca me he considerado un borrego, debo aceptar que he visitado otros blogs y me he dado cuenta que no es por ahí. Actualmente muy pocos lo utilizan para presumir a sus amigos que se escribe poesía, y adoptan un papel más lúdico, o mejor dicho menos formal, menos minucioso y más ocioso.
Éste es el primer paso: hoy escribo sobre lo primero que me pasa por la mente: dejar de subir textos escogidos: arrojarme a la improvisación: escribir: pasar el rato. (No confundir con escribir por escribir)

Para qué más explicaciones. Si nunca te ha interesado mi blog, menos ahora. Si de alguna forma algo te ha llamado la atención, es momento de conocer al incauto personaje detrás del teclado. Es así como, de una buena vez, inauguró las actividades del nuevo y restaruado 'porciones sin sentido'. Me repito: ¿Acaso a alguien le importa? De todas formas tenía que explicármelo para entenderme.

12/02/2004

Es bueno dormir. (fragmento)

De pronto, se asombró de la conducta que mostró la marabunta al sonrojarse una tenue luz clavada en el nicho. Pararon en seco las bestias y se miraron unas a otras, percibieron sus hedores, buscaron manchas en la piel y se hicieron muecas. Hablaban solas y él decidió observar.
Mientras, un río monstruoso, metálico, avanzaba desesperadamente enfrente, rugiendo y sacando nubes que apestaban a petróleo. Él se aterró del poder del nicho de luces.
Amarillo: el río amplio, enérgico, baja la velocidad y el empuje provoca una espuma de polvo y humo negro. El río emite gritos desgarradores, agudos.
Rojo: el río se detiene absolutamente y ruge, acecha al nicho y palpita esperando de nuevo el avance. Entonces, la marabunta de casimir retoma fuerza de altamar y con extraordinaria y peligrosa dinámica enviste su cauce hacia quién sabe dónde. Él, con gran voluntad, lo esquiva manteniéndose estático. Se mantiene observando.
Verde: después de segundos, el río reacciona, vuelve a emitir esos sonidos de dolor pero recupera la energía, la velocidad y el curso. Deja una estela gris que da la bienvenida a un nuevo río, aún más feroz.
Todo vuelve a repetirse. Amarillo rojo verde amarillo rojo verde amarillo rojo verde.
De súbito, él recordó que su mujer le había prometido una torta de tamal de mole negro y un atole de fresa a su regreso. Con mucho esfuerzo y resignación, se reincorporó a la marabunta, se transformó en una bestia más y lo supo, lo aceptó tragando saliva polvorienta.

11/14/2004

Lerma

Él se llama Jorge Lerma. Consentido, su meta en la vida era ser astronauta. Cuando tenía quince sus padres desaparecieron. Él no quiso mudarse, con su abuela, a la provincia, y prefirió quedarse a vivir con su tía Federica, cuarentona, soltera y frondosa. Vio que no podría llegar a la luna jamás y se decidió a estudiar economía. Con su tía vivió hasta que consiguió un empleo al terminar la universidad. Se fue a vivir, solo, a un apartamento en el centro. Su tía Federica lo visitaba cada semana para arreglar su cuarto hasta que murió dos años después.
De día, él trabaja en la oficina. En la tarde come en la fonda de abajo, y desde el atardecer hasta la madrugada se encierra en su cuarto a escuchar música y leer, como lo hacía de niño con su madre. Ahora cumple treinta y tres años, adicto al café y a las mentas.
Todos en su trabajo saben que debe medir entre 1.74 y 1.78, que debe estar en su peso ideal y que no hace mucho ejercicio. Aún no desarrolla una panza digna de su alimentación basada en grasas, harina y refresco. También notan que su cara es dura pero que no oculta nada, ojos bastante expresivos color café, tono de piel moreno claro y un poco demacrada, más bien bastante. Su aspiración, es tener una esposa que lo vea ascender por la escalera de puestos burocráticos que, amablemente, ofrece la secretaría de hacienda y crédito público.
Sólo el sabe que su pasión en la vida siempre ha sido el voyeurismo. A los ocho años perforó la pared entre su recámara y el baño, por donde contempló ávido, a su madre antes de la ducha, hasta la pubertad. Al mudarse con su tía Federica, extrañamente, volvió este solitario vicio que lo llevó a llenar de agujeros todas las paredes de la casa. Su tía sabía aquello, pero lo ocultaba en una suerte de acuerdo tácito. Jorge, al terminar la universidad y conseguir un empleo, se dio cuenta que esta costumbre lo había absorbido y aislado del exterior. Ese fue su motivo para vivir solo. Se entusiasmó después de un mes, al ver que esa necesidad se desvanecía. Sin embargo, la tía comenzó a re-visitarlo. Sutilmente lo provocaba e hizo que Lerma, perforara la pared del baño de su nuevo apartamento. Al cabo de los dos años, este vicio era su modo de vida.
Después de la muerte de la tía Federica, este placer se multiplicó. Llevó el taladro a la oficina y a los baños de la fonda. Compró unos binoculares y un telescopio. Instaló cámaras de video en la sala donde despacha a sus visitantes. Cambia de secretaria cada que le aburren, después de haberlas revisado por completo. Se deprime cada tercer día, y sólo este estimulo lo entusiasma para seguir adelante.

11/11/2004

Romper cordones del alma,
morderlos, rasguñarlos.
Gritarles de rodillas,
soltarlos, aventarlos al caño.

Escuchar reclamos de la piel,
olerlos, admirarlos.
Aprovechar el escalofrío,
absorberlo, sentir que reviente.

Desperdiciar la luna del tiempo,
negarla, soslayarla.
Aventarle indiferencia,
no hablarle, narrarle el daño.

Obstruir la rabia del instinto,
detenerla, transformarla.
Sostener el suspiro,
tragarlo, escupirlo al vientre.

11/04/2004

Feliz Paréntesis

¡Viva! ¡Ganó Bush!
La emoción me ha conmovido al grado de derramar lágrimas esta noche.
Lágrimas de alegría, pues nuestros bonachones vecinos han ejercido, bien, su derecho a elegir a quien más les conviene: un ejemplar de emperador, inteligente, con ideas brillantes; un tipo correcto, con clase, que sabe tomar las mejores decisiones para el Imperio.
Le han dado una lección a esos jóvenes ingenuos, al hacerles ver que es mejor enderezar el camino hacia el fundamentalismo y dejar esas anticuadas ideas progresistas y rojillas que no llevan más que a la perversión y la infelicidad.
Le han dado un ejemplo a los niños, el futuro del mundo, para prepararlos en administración y/o transformación de antiguos estados. Vamos, todos juntos, festejemos.
Michael Moore se hará doblemente rico –ya se cocinan nuevos documentales, todos una obra de arte-, y el mundo presenciará el rostro cínico de un Imperio, que ya nos regía, pero que ahora, legítimo y aprobado, puede hacer lo que se le antoje, ¡eh!.
¡Vivan Bush y sus negocios belicistas! ¡Viva el Imperio!

10/28/2004

Cinco

Así seas volar.
Así seas la luz de las mañanas, que orienta y renueva,
luz perfecta.
Añoro flotar envuelto en brío,
ser dueño del horizonte y saber que cada río es el mar solo,
cada valle mi sombra
y cada roca el silencio, aturdido y enhiesto.
Así seas el refugio del vuelo, la calma
y la estela de estremecimientos.
Añoro mi ala mutilada.

10/26/2004

No tenerte me enfría,
lacera el orgullo
y el pan sabe a cortina.

10/23/2004

Asunto

Coraje es ser ateo en la muerte
El tormento de los ciegos es oírme
Y de los poetas olerse a oscuras.
Cortar, de un tajo, es sano
Las partes azules del alma.

Mente podrida, débil, deforme
Sí, es reproche por mentirme
Por confundir horizonte con estola,
E Iluminar caminos con descubrirlos.

10/18/2004

¿Importa el día?

-Qué importa qué día sea hoy. Me cagas.
-Yo no tengo vela en este entierro
-Yo entierro lo primero que me pasa en la mente. Eso es lo de menos.
-¿Lo de menos?
-Si, lo de menos. Ya me harté del viento en el rostro. Ya no aguanto un segundo más alrededor de este ambiente hediondo de mierda.
-Estás pendejo, no huele a nada.
-Que yo huelo lo que yo quiera. Yo estoy en mi derecho de pensar que tú hueles a caca o a una fábrica de sillones.
-Qué quieres decir con eso.
-Nada.
-¿Ya no te parece interesante?
-¿Qué, platicar contigo?
-No. Eso.
-De qué me hablas.
-De eso.
-A qué carajos te refieres.
-Eso que rompe el viento y tú lo observas.
-Que no estoy de humor, chingaos, ¿ya ves?
-Eso te decía.
-¡Qué!
-Eso.
-Puta madre, habla, ¿no puedes sacar tus pinches ideas de la cabeza?
-Eso que se te cayó.
-¿El ánimo, el ímpetu, las ganas de seguir adelante?
-No, ahorita.
-Ah, ¿mi paracaídas?
-Ajá.
-Hoy voy a saltar sin ellos.
-Oquei.

10/14/2004

Pequeñísimo fragmento de: 'Aburrido tomas el teléfono'. (Supuesta obra dramática por venir)

SEÑORA: Invierno es mi estación favorita. El olor de las calles vacías, la sensación de una chamarra a cuestas. Ya sabes, las sombras aparentemente largas, la nariz acostumbrándose al roce de los pañuelos, en mi caso las manos, y el deseo de abrazarte. Me encanta porque disfruto el calor, es la época en que aprecio más al sol y lo busco. Quizá sea la misma razón por la que, cuando me siento sola, me encanta escuchar tus intentos de ironía, tu estéril 'misión' de hacerme reflexionar un segundo, tus mediocres injurias contra mí. En fin, me encanta escucharte cuando tengo frío porque: me fascina la intensidad con la que me culpas de tus vicios. Sobre todo porque te mientes. Porque siempre se te eriza la piel y te tiembla la mandíbula al tenerte lástima, al invocar tu sufrimiento, al citarte una y otra vez como cada noche desde que abandoné, precisamente, el tener que escucharte, que olerte.
SEÑOR: Zzzzzz.

10/07/2004

Confesión a una mariposa.

No los entiendo, mi estimada mariposa. Te cuento para ver si tú me auxilias: Pues ahí tienes que todos en el juzgado me miraban, querían que les volviera a contar mi versión de los hechos, revisaban en los papeles, decían que cómo que no creían en la redacción de mi declaración, o algo así mi estimada mariposa. Yo, la verdad, me moría de sueño, estaba bastante amodorrada así que les conté para que ya me dejaran dormir. “A ver señito ---dice uno de los peloncitos---, cuéntenos, si es tan amable, ¿qué aconteció ayer en la noche en su domicilio?”. Ya iba yo a contestarle, amiga mariposa. Y que me dice un fulanito que me miraba desde abajo, que: no fuera a soltar toda la sopa si quería salir a la calle. Yo, como tenía harto frío para andarme quedando afuera, decidí no hacerle caso y que les echo el mero choro: “Pues ayer en la tarde, después de que me quedé todo el día jetona, salí a quién sabe qué y que me da un hambre a la mitad de lo que estaba haciendo…un hambre de a de veras…que me exprimía la panza… Entonces, pa’ quitármela, fui con el Gerber pa’ que me rolara de su mona, chemo pues…ni se siente el retortijón y es más barata que la comida. La cosa es que’l Gerber decía que todo tiene un precio. Le dije que no tenía ni un pinche quinto y que me dice que por qué no le quitaba a mi jefa una feria. Nel, le dije, eso esta muy pesado pa’ mí, no me entra meterme en broncas feas. Sí, chingaba él, no hay de otra. Que nel, decía yo ¿Cómo no?, dice él, ¿por qué no exprimes de una vez a tu jefa? ¡Ah chingá!, le dije yo. Sí mija, exprime a tu mamacita, sólo así podrás estar en la mona todo el tiempo, dijo él, y que me lanzo por el exprimidor de limones a ver a mi jefa. Intenté en los ojos, en los brazos, en la nariz. ¡Chin! Que me desespera no poder exprimirla y que me la echo de una vez a trancazos pero, qué creen: que nanay de mona.” Así les dije, amiga mariposa. Todo el mundo se ofendió y que me mandan para acá encabronados. No los entiendo. ¿Y tú, mi amiga mariposa? ¿Los entiendes?

10/06/2004

Todo para expiarse culpas

Es un honor la oquedad.
Este párrafo alude con sincero -acaso un poco hostil- encono a lo corrosivo de las deudas mal obtenidas en instantes de pueriles tragedias.
La oquedad no es un lastre pues cada paso es escarbar, cada sueño un pasmoso féretro. Los minutos, agujas infranqueables, agridulces espasmos finales. ¿Será fútil buscar en el alma, en el interior de las cuevas, de las venas, en insensatas ofrendas? Cada paso es escarbar, efusivo canto por ser enterrado, hundir el misterio y contemplarlo de lejos.
A rechazar y empuñar la pala, la oquedad inspira a gritos.
Pero dejémoslo para después.

Lásaro (deliberadamente con S, pues es un ser cansado)

10/03/2004

3 visiones de lo humillante

I. Poética

Sin apuro caminaba
aquel viejo tan ufano
-de crespo cabello cano-
que por su aspecto no daba
señal de una acción tan brava.
No obstante llegó directo,
altivo, con aire abyecto,
a escupirme sin razones
y sin darme explicaciones
me obsequió un golpe perfecto.

II. Retórica

Incólume sobre el asfalto, me encontraba sin sospechar siquiera lo que a continuación desvelo. Un hombre ya en el ocaso, de caminar ufano, contrastante con su cabello, cano encrespado, se detuvo frente a mí. Como con una idea fija, atornillada en la mente, cruzó sus estrábicos ojos en torno a mi pueril y afable aspecto. Con donaire, aproximó su rostro hacia el mío y, desde el rincón más ínfimo de su existencia, soltó un consistente escupitajo que se escindió en mi nariz y se ocultó entre mis labios. Antes de desaprobar su inexplicable comportamiento, sentí un golpe atroz en la barbilla que me llevó al suelo en un instante.

III. Clara o Ñera

No manches güey, me cae que yo estaba ahí sin pedos y ese cabrón me agarró en la lela. Pinche ruquito, venía caminando muy muy. Ni me lo esperaba porque ya traía toda blanca la sesera. Que se me pone al tú por tú. ¿Quién sabe que chingados se traía? Yo creo que me vio chamaco y medio pendejo el pinche visco, porque de la nada que me suelta un gargajo el culero, pinche gallote espeso, hasta me lo tragué, que poca. Ni tiempo me dio de revirársela al ojete, luego luego me chingó con un santo madrazo en la quijada que me tumbó en la banqueta.

9/27/2004

Sin ser cosmos,
ni filtrar el aliento en minúsculas rabietas.
Sin dormir entre ballenas,
mientras sueñas tiburones
devorando vida.
Sin amar olores dulces,
sin detestar serlo.

Ser transparente y
colgar de todas las orejas,
aprender a romper cristales para
pagar con vidrio
barato.
Tragar la propia saliva y
no poder escapar por los poros.

A pensar en ese ayer ausente
¡A devorar frutos
a escupir raíces!

Mañana es a cada rato

9/13/2004

Soy como el barro espeso
Eterno
Tangible
color café
Que se curte y blanquea cuando está seco
pero flota lento en tu mente

Que se impregna en tu olfato,
revive en tu rancio sudor,
en tu saturada respiración.

Barro que muerdes en ideas
masticas en instintos
que tragas en emociones
Que digieres en alusiones,
Desechas en ilusiones,
Que Pierde sentido y muere

Suelo ser fuerte y resistir
la humedad
Amo mojarme, escurrir
hacia tus manos creadoras
Suelo ser
Siempre café
desde mi calma.

9/12/2004

¿No te parece tan cercano?
Tan intenso que quema la piel,
que externa los más afables olores y sabores,
que cocina las neuronas,
que las excita
las alborota hasta el cansancio,
que hierve la sangre,
la evapora y deja sin vida.

¿No parece tan cercano en ocasiones?
¿Como para desintegrar cada una de tus células,
apoderarse de tus sensaciones más internas,
entregarle tus vísceras escurridas de sangre y orgullo?

Tan cercano que cuando amanece:
trastoca y transporta a la aquiescencia de la vida,
donde el aura es tan intensa y firme
como para detener al más inevitable de los atardeceres.

De brazos demoníacos, inteligentes, llenos de energía,
destructores, compasivos,
fugaces pero eternos.
Con o sin mí.
Con o sin la tierra.

¡Tan cercano y tan lejano!
En esta realidad de oscuros sitios,
de años luz y vidas cortas.
En esta realidad de indiferencia,
de imposibles y límites.

Quisiera ser destruido y consumido por él.
Ser devorado y devorarlo al mismo tiempo.
Sentir como su fuego perfora mis ojos,
mis membranas y mi alma.
¡Si no fueras tan grande y tan hermoso!
¡Te pisotearía y te patearía!¡Pinche sol!

9/01/2004

EJERCICIO NÚMERO UNO

“¿Es usted el hechicero?” Pregunté al viejo al abrir su desvencijada puerta. Él respondió que por favor no le llamara así, después me invitó a pasar a su cuarto, pequeño y profuso. Me senté en un sillón que olía a alimento para gato. En la pared una cabeza de toro me veía con ojos de ámbar y una pirámide de vidrio, sobre la mesa, reflejaba una espada colgada, ¿o sería un puñal?
“Quiero montar al dragón”, le dije temblando. Él, después de guardar un corto silencio y sonreír, comentó: “¡Vaya! Eso es severo. ¿No has intentado con medicina?”.” ¡Tengo hoyos negros en la sangre!” respondí enérgico, casi levantándome. La música aumentaba en sus ritmos, el viento que entraba por la ventana enfriaba mis nervios y aquel señor, barbado y ladino, sólo me ofrecía agua de mandarina sin satisfacer mi petición. Me escudriñaba como quien ve un arco iris sobre el mar.
“El ser humano siempre lejano a la real libertad, en cambio, vulnerables sus últimas cadenas” sentenció al prender un cigarrillo aroma a canela. “No es mota, así que, si te lo fumas, verás cómo las utopías de la Biblia se diluyen”. Asentí y fume obedientemente. El humo entró a mi cuerpo. La densa oscuridad, succionaba en espiral a mi estómago. El viejo se levantó torpe y al ofrecerme su mano, me di cuenta que me despedía. El dolor comenzó a extinguirse. La luz de la luna deslumbraba mis estigmas de melancolía. Ya extrañaba a las hadas, la dualidad que amé –el sexo con una y el canto de la otra–. La zozobra, asfixiante, crecía. Mi mente, calidoscopio de recuerdos. Mi llanto, pirotecnia de nostalgias.
No pude soportar el vortex en mi alma, y caí. El cuarto apestoso era ahora un anfiteatro vacío, fresco. Entonces la Muerte, envuelta en un rebozo, apareció entusiasmada y repetía: “Es la hora del poeta”. Como un muro avanzó sobre mí, poco a poco, hasta reducir el espacio. No tuve salida, me absorbió y después… nada.

8/23/2004

Ayer ese señor observó a su hijo morder una cebolla


Ayer ese señor miró a su hijo morder una cebolla.
No pudo dormir en toda la noche.
Algún día inculcará el suicidio.