2/23/2006

Debo imaginar que viajo; y debo, digo, porque me gusta narrar en primera persona los relatos o ensayos o formas o formas que cuento. Debo imaginar que no regreso, es la única condición, debe ser un viaje sin retorno, sin regreso, debe ser un cuento o narración de un viaje sin retorno, pues es el título del compendio de cuentos que pretendo. Pienso: martinica la paz baja california la paz bolivia los reyes la paz a dónde quiero viajar. Respiro. Pienso: martinica ah ya dije martinica a dónde a dónde podría viajar porque cuál sería la razón amor me pregunto amor cuál sería la razón. Respiro, me tallo un ojo, bostezo. Pienso: búsqueda crecimiento venganza despecho desprecio no debe ser un poema debe ser un cuento cuál sería la razón para viajar yo en este momento. Bostezo: ahhhh, uarghhhhh, ahhhh. Pienso: debo escribir ese cuento o por qué cuento por qué no un ensayo sobre cuento, después de todo, pienso, carajo por qué se meten las comas mientras pienso digo entonces por qué no un cuento o un simple ritmo de ideas sobre el cuento o sobre el viaje correcto un simple ritmo de ideas sobre un ensayo de cuento. Suspiro, pienso de inmediato: una guía de turistas de algún lugar una guía hacia el fin o hacia una extraña montaña de peculiar atractivo que mientras asciendes a la cima piensas en martinica luego en la paz y después en jamás regresar. Respiro. Pienso: y la cima está llena de gente con hambre y sueños frustrados que viven convencidos de no regresar por que la cima de esa montaña es el mejor lugar para estar según la guía y según ellos la montaña la cima es el mejor lugar para estar estar. Suspiro, grito un poco de emoción hacia la ventana y vuelvo y pienso: debo empezar a redactar debo escribir ese cuento o ese ensayo sobre un cuento que es una guía de turistas para estar convencido de no volver y estar simplemente estar estar en la cima de la montaña porque es el mejor lugar para estar no para ser sino estar y no volver pero antes disfrutar del aire no comer sólo estar y pensar en martinica y en la paz. Y empiezo a redactar.

2/21/2006



¡Por fin! Gracias tú, en el día de tu cumpleaños.

2/20/2006

Hace un año escuchaba, desde aquí, la lluvia, la calle, los autos salpicando a la gente y bebía café y reflexionaba acerca de, ahora lo sé, la narrativa en clave; y, antes de encender la tv e intentar explicarme o solazarme o rendirme, antes de encenderla vi hacia atrás y vi que la ventana era, o digo, es el mundo, es el reflejo; y entonces tragué saliva, recuerdo, me apreté la nariz, sequé el sudor, saqué mi brazo a la calle y lo agité y nadie contestó, recuerdo, y todos caminaban. ¿A dónde iban? ¿A dónde van ahora? Agité más fuerte mi brazo, recuerdo, y fue menor el impacto. Me decepcioné. Siempre me ha decepcionado la calle, pensé y bebí café. Después de un minuto sonó el timbre. Abrí. El señor de los pollos me había observado, me preguntó si algo me perturbaba, si estaba en peligro. Le obsequié mi gratitud y se calmó.
Hace un año, pues, que conozco al señor de los pollos. Hemos conversado, o yo he conversado y él, escuchado con la perniciosa sonrisa que lo distingue, y regañado, y él a mí, en fin, hemos discutido casi cada sábado que parece domingo.
Y el señor de los pollos es un tipo amable, cómico. A pesar de que ha comentado que, debido a mi peculiar forma de decirle e incluso convencerle de que ha estado equivocado toda su vida y que es un tipo iluso e intolerante, debido a eso trata en lo posible de disfrutar cada una de mis desdichas, pide a alguno de sus inservibles, según yo, santos, que me tropiece, que mi piel o mi cerebro estalle y mis arrogantes sesos se desparramen y compongan un bello mosaico. A pesar de que eso ha comentado también ha dicho, recuerdo, que soy bienvenido, y es más, que tengo descuento vitalicio en su pollería.
Y eso se explica pues para el señor de los pollos yo soy un ruido agradable que parecen ideas, como un motor, dice él, de un auto que se sabe que existe aunque no arranca, porque hace ruido, y eso me halaga. Y yo creo o quiero creer que cuando platico con él, con el señor de los pollos, mientras hablo de ideas, como él dice, creo o quiero creer que él piensa en su mujer o en mujeres o en futbol mientras yo repito, reitero, o doy vueltas sobre lo mismo y produzco un sonido agrable que parecen ideas, creo o quiero creer, que recuerdan o sueñan o hablan de un señor que vende pollos y no escucha y concluye con una frase que de un solo golpe, a ese entusiasmo frénetico que me hace hablar y hablar, a ese brío que me hace escribir y escribir y reiterar y repetir, a esa fuerza, creo o quiero creer, con una frase y de un sólo golpe, reitero, el señor de los pollos, a esa brío, frena.

2/12/2006


Sigo con lo de mi argumento, y no puedo, y no salgo. Le di a leer un avance a alguien y dijo: salvo la escena en donde Benedicto diez y seis le da la extrema unción, o como se diga, a tu personaje, que por cierto se parece a ti, y le pregunta cuánto vale para él la muerte, y le dice que se olvide de ser Boticelli o Baudelaire o Barthes y el otro le invita unos tragos en un Madrid inundado junto con Estrella, según tu argumento, quizá, la mujer más inteligente que conoce, salvo eso, salvo esa escena, yo creo, y esta es una opinión muy personal, yo creo que tu guión es una mierda. Además, otra persona dijo: yo creo que se te olvidó el amor.

2/04/2006

Esta tarde de sábado la he programado para escribir un argumento de largometraje que se me ha pedido. Y el problema, o la gracia, diría este párrafo, es que sólo imagino a un muchacho que se despoja de sus ideas frente al teclado y que debe acompañar, ya, en este momento, debe acompañar al cine a su padre y luego ir a comprar flores, pero mientras, dentro de él, vislumbra la noche como un sacrificio colectivo en donde lo imprescindible es emborracharse y no volver. La otra cosa es que se me ocurre que podría compararse, este largometraje que imagino, o estar influido, o podría robarme escenas de Vida Acuática, con un tema tipo Adaptation u 8 y medio, frases estilo Woody Allen, claro, y por supuesto tendría que estar en la misma línea de Los Cinco Obstáculos dentro de una estética Koyanisqatsi, bajo la premisa: el medio es el mensaje.
Mientras eso cuaja o no cuaja, o asumo mi ingenuidad y me retiro a ver la tele, mientras, digo, me dedico a subir posts anteriores que por falta de tiempo o auto censura o penita o por la sarcástica idea de control de calidad, no había subido al blog. El título de cada post es la fecha en que fue concebido y no subido, o bien podría ser una idea que se me acaba de ocurrir; pero seamos honestos, no podría ser tan ocurrente.

12 01 2006
En enero del año pasado me propuse apuntar los libros que leía. Al comenzar éste, este año, he revisado la lista y he quedado mudo un par de días. He cambiado tanto que podría ser un buen personaje de cuento, o lo he sido. Tomo conciencia del año a través de mis lecturas y florece una idea, quizás propia de mi optimismo exacerbado, que golpetea mi entusiasmo ya de por sí henchido; qué chido. Leo mis apuntes y mis subrayados y narran algo, no sé, un cuento. Y cuento es por decir algo, porque si lo hago diálogo, muy bien, y he dicho muy bien podría ser obra de teatro pues la acción es medular y la estructura aristotélica se percibe; aunque preferiría que fuera un monólogo abierto bajo el tema: obsesión o autoconocimiento, pero que bien podría ser una tesis sobre la llegada de la televisión por cable, al precio de trece pesos al mes, a una colonia popular de una ciudad de provincia a mediados de los noventa, a la par, claro, de la llegada de las grandes trasnacionales de alimentos.

13 01 2006
Enero: Mañana en la batalla piensa en mí
Febrero: Al Faro
Marzo: Conversación en la Catedral
Abril: Bartleby y Compañía
Mayo: Respiración Artificial
Junio: Ciudad Ausente
Julio: Museo de la Novela de la Eterna
Agosto: Tres Rosas Amarillas
Septiembre: Quieres hacer el favor de callarte por favor
Octubre: Lolita
Noviembre: Los Detectives Salvajes
Diciembre: El Mal de Montano

Tan sólo este orden dice algo. ¿No es cierto? Deberíamos probar con una prosa en donde cada frase antes de un punto, pertenezca al mes y al libro del orden previamente establecido. Yo lo he hecho y veo el año pasado.

15 01 2006
Helecho: el hecho de que nunca haya leído una obra de Swift no me impide quererlo.

19 01 2006
Despiertas y te preguntas, o sea yo, tú te preguntas: por qué escribo. Entre las multiples razones que apuntas debajo de la almohada, éstas son las que más han llamado mi atención: o bien porque lo superfluo siempre te ha atraído en medio del imperio de la funcionalidad y del odio al desperdicio, o bien porque la sola idea de que alguien te patee te pone los pelos de punta, o bien porque alguna fuerza sobrenatural te orienta y cada que subes al metrobús manda señales para que tu mirada se desvíe y yo, es decir tú contemples la magnanimidad del cielo y aspires el olor agrio de la condición humana y tu sensibilidad se trastoque y, de esta manera, la necesidad de compartir esto, y otras sensaciones, con el mundo, te sofoque. Quizás la verdadera razón es porque te encanta alardear y que los demás se fijen en ti para escuchar este tipo de párrafos; o por las comas.

21 01 2006
¿Por qué?

Existen varias formas de hablar con uno mismo sin ser, eso espero, esquizofrénico.


Por cierto, mi padre es feliz comprando flores.

22 01 2006
A los catorce años terminé de ver Shawshank Redemption y me pareció una sosada. Lo cual no suena raro si tomamos en cuenta que mi película favorita era Back to the Future. A los veintitrés años termino de ver Shawsahank Redemption y no puedo contener el llanto. Lo cual no suena raro si tomamos, si tomamos.

26 01 2006
A veces hay un pollo más rico, me dice el señor de los pollos, a dos o tres cuadras de aquí, sólo, fíjese, sólo es cuestión de caminar; o qué me ve, me dice, qué me ve.

01 02 2006
Franz Marc, que debes reír o sonreír, ahora te entiendo. El arte no sólo está en la danza dentro del ruedo. Hay poesía en un toro tan elegante en el brinco, tan ágil, con tanta gracia para elevarse; Pajarito, me hubiera encantado que fueras amarillo.