1/30/2005

Otro enero que se esfuma, que hemos completado. Se escucha, afuera, la lluvia, la calle, los autos salpicando a la gente. Bebo café y reflexiono acerca de los mensajes subliminales. ¿Cumplirán su objetivo? ¿Cuál es? Antes de encender la tele y comprobarlo, veo que la ventana es el mundo, es el reflejo. Trago saliva, me aprieto la nariz, seco el sudor de mi frente, saco mi brazo y lo agito.Nadie contesta, todos caminan. ¿A dónde van? Agito más fuerte mi brazo y es menor el impacto. Me decepciono. Siempre me ha decepcionado la calle, pienso, bebo café. Después de un minuto suena el timbre. Abro. El señor de los pollos me ha observado, se pregunta si algo me perturba, si estoy en peligro. Le obsequio mi gratitud y lo calmo.Nos acompañamos a la tienda, yo compró una coca cola, él unos cigarros. ¿Seguiremos siendo amigos?

1/25/2005

Hoy en la noche, por correo electrónico, recibí una extraña sugerencia de uno de mis mejores amigos. La carta de suicidio como género literario, proponía él. Yo, como a la menor provocación me encrispo, inmediatamente me puse a componer una mía, influido por mis últimas lecturas. A continuación, es decir más abajo, se encuentra la susodicha. (No vayan a creer que me ando azotando.)
Esta tarde he decidido asesinarme –suicidarme pues–.
Ayer en la noche fue un infierno. Hacía demasiado calor, mi frente sudaba, escurría; tú bailabas, oscilabas en, por lo menos, dos estados; en esa frontera con lo onírico, deseé tanto que me acompañaras.
Amaneció. El momento más difícil. Quería aferrarme a la vida, a las banalidades, al confort, quería ofrecerme al sentido común. Anhelaba admiración, asombro. El esfuerzo, estéril –llamarle esfuerzo a aquello es un eufemismo–. Deseaba que me acompañaras.
Espera. Silencio. No. No es por eso que tomé la decisión. No es por eso. Estoy harto del mundo, pero porque lo he disfrutado. Ya no te necesito, porque te he amado. He dejado de valorar interactuar en la realidad, y lo peor: siquiera de considerarlo. No es porque te deseo, inútilmente. No, porque me has abandonado. Porque sí. Eso sí. Sufrir es la única sensación que no soporto.
En fin. Esto no es una explicación, no un arrepentimiento. No. Es sólo para que se constate mi decisión. No hay ni siquiera culpa. No es por eso. En tanta perfección es lógico retroceder o, simple y voluntariamente, extinguirse. Pero creo que he ido muy lejos. Llamarle perfección a la vida suena a sarcasmo o a que no me gusta. Y la verdad es que me encanta.
No. Es el instante. Este es el momento designado y ojalá todos tuvieran la lucidez para saberlo. Qué día de sus vidas no será doloroso abandonar, al resto.
No quiero que no sepas afrontarlo. No quiero, para ti, una agonía. No la soportarías. No quiero el impacto, cuando comprendas que después de esto no hay ‘nada’ –si es que logras captar algo con ‘nada’–.
Ya no existes, mente. Ya no.
Existimos.

1/21/2005

Reflexiona la señora que compara los precios de chile güero en el mercado, y también, lo hace su adúltero marido justo antes de llegar a casa. Reflexiona el muchacho mientras barre su cuarto de azotea, y el que, arrogante, se sienta a escribir. Reflexiona el tipo del segundo piso que avienta piedras a la calle, y el policía que lo contempla y se carcajea. Reflexiona el señor en su ejido mientras cultiva con el sol en el rostro, y reflexiona su hijo que lo contempla con lástima e imagina, iluso, su viaje al norte. Reflexiona el niño, que babea sus dedos, justo antes de incrustarse en la toma de corriente, y reflexiona su niñera que fantasea frente a la televisión y se asume como habitante de su época. Reflexiona el joven que sale temprano de la escuela y saluda, orgullosamente, a su presidente municipal; y reflexiona el taxista que contiene las ganas de arrastrarle el automóvil encima y cercenarlo.
Créase o no, todos reflexionamos, todos tenemos algo que decir.

1/18/2005

Evitar quedarse dormido. Evitar el tráfico, evitar semáforos; evitar describirlos y sorprenderse por su estímulo. Evitar comer a deshoras, consumir grasas, evitar que se acumulen en la sangre. Evitar perder el tiempo observando, evitar leer porquería, evitar adoptar prejuicios de otras personas. Evitar romperse una pierna, agitarse en medio de la gente, evitar golpear al primer extraño con cara de cansancio. Evitar responder con sarcasmo, evitar mostrar tus verdaderas intenciones, evitar vislumbrar el sentido de la existencia. Evitar jalar fuerte de los hilos, evitar parecer idiota, evitar distraer tu mente en obscenas representaciones. Evitar dejarse llevar por la desidia, evitar ser irresponsable. Evitar llegar tarde, evitar tener que inventar excusas, evitar obtener reporches. Evitar desvelarse.

1/13/2005

No lamento las huestes dolidas del pasado.
Mi sangre,
ahora un encanto.
Las heridas,
un rastro inexacto.

Tu voz de lágrimas se embarra.
Esa forma de pasar aire por tu cara,
en sinfonía de pestañas
y brillo pupiloso,
se entrama y reclama las entrañas.

Acepto en conciencia.
No olvidar,
se recomienda,
absorber los espasmos alados,
y beber cada tormento.

Acepto extrañar las derrotas.
No intento justificar senderos.
Afronto,
mi camino se bifurca.
¿Es ingenuo pensar lo contrario?

Ahora es mi vida un dolor sin llanto,
un sol que brilla por ser tuyo.
Un paso que contempla
tu olfato,
que admira,
que pretende tus caricias,
de piel infinita
y mar
que no se cansa.

Acepto dejar las jaulas hastiadas,
de feroces llantos,
de fauces incólumes,
que devoran hipócritas, sin dientes.
Y por fin comprendo el silencio.

1/12/2005

Para demostrar el buen funcionamiento de su incertidumbre, forzará el avance y el entramado y el fluir de su cotidianidad. Tendrá voluntad. Obtendrá concientemente el temido vicio de perseverar. Saldrá a encontrarse con infinitas opciones, enfrentará con miedo la inminencia de cuanta bifurcación, anunciada o no, se ize y arremeta contra su paso. Subirá escalones que se desvanecerán en cuanto su calma pierda memoria o, en insospechable cálculo, cada recuerdo inventado lo despoje de su goce por elegir, lo despoje de su confirmación, de su existencia. Se desvanecerán. Volverá a temerle al tiempo. Al principio, al progreso. Al ritmo, cualquiera que sea, siempre enmarcado. Al fin.

1/10/2005

El rectángulo mohoso le mostró el destierro de su alma. Entendió que la nostalgia también se bebe e, instantáneamente, una protuberante amargura se ciñó a su espalda. La auto-conmiseración lo invadió por las puntas de sus dedos y promovió su estado de ánimo al valle de las abruptas reiteraciones de su trauma, hondo y, acaso, aliviante. Dentro de su mente, cual río turbado y obstaculizado, su curso, por rocas de ignominia; una imagen lo llevo a otra e, inmediatamente después, creyó que todo cuanto ha bebido, lo ha desechado, lo ha orinado. Con las puntas de sus dedos y regulado por su mente, cual río, adelantó su cuerpo hacia el cajón del buró. Tomó un papel aglomerado de ideas desperdiciadas y lo aventó, a través del moho. Su amarga corcova se desvaneció.

1/09/2005

Una nube lo cubrió del sol. No tuvo que entrecerrar los ojos para escudriñar el horizonte. Pensó en sus manos sudadas y un bostezo furtivo le recordó su palabra extraviada. Ese sonido que proyectaba el rostro afable que ahora no estaba. Ese sonido con ojos de delirio, de estremecimiento solo, de luna retorciéndose en las sabanas. Pensó en sus mejillas humedecidas y, agachándose, tomó un puño de tierra, áspera como una súplica, que llevó a su boca, hasta su lengua, a su garganta, esófago, panza. Su paladar era ahora pastoso. Volvió a llevarse otro puño de tierra, sin erguirse, hasta su boca. Otro. Y otro. Se levantó, después de una sensación de dolor en el estómago, y comenzó a escupir hacia el aire. Así pudo probar, gracias a la gravedad, su propia saliva enlodada y la desgracia por la que había perdido su palabra.

1/07/2005

Sentado sobre una roca, pensando en mi arrogancia, me di cuenta de que el año pasado fue, hasta ahora, el mejor de mi vida:
-Nació mi sobrina Sofía.
-El club universidad nacional, alias los pumas ganaron un campeonato después de trece años.
-Los pumas ganaron otro campeonato.
-Marta, basada en un guion mío, ganó como mejor cortometraje en video en Guanajuato.
-Abrí, junto con unos amigos buenos diseñadores, gurú diseño ( t 56763479, también imprimimos)
-El título de diseñador está menos lejos.
-Fui juez en un concurso de cartel.
-Entré a estudiar lo que más me gusta, creación literaria, en la sogem.
-Me adherí a la mentada blogosfera.
-Por fin vi un Basquiat -la justificación a mi vicio adolescente-, fisicamente.
-Mis amigos siguen estimándome.
-Brenda, sobre todo, Brenda.

Ojalá este 2005 sea mejor.

En cuanto a libros -este año descrubí a muchos autores que antes simplemente ignoraba-, es difícil nombrar a uno favorito; tal vez Carver sea al que tenga más fresco y, por lo tanto, sea un agradable recuerdo; Pirandello me sorprendió como noelista con Uno, Ninguno y Cien Mil; y el cuento que más me impactó fue Bartleby de Hermann Melville. Ya en este momento, gracias a una generosa sugerencia, Mañana en la batalla, piensa en mí de Javier Marías -qué narrador- es la primera experiencia agradable del año.
De cine gringo, así como el año pasado Eternal Sunshine of a Spotless Mind, ahora espero Before Sunset de Richard Linklater. Y del otro resto de cine espero disfrutar todavía más que el año pasado -Las trillizas de Belleville, entre otras tantas-, mientras tanto por ahí se vislumbra 2046, de Wong Kar Wai.

Impetuoso, como siempre, arribo a tan pulcra ciudad. Respiro, jalo aire y mis henchidos pulmones arrojan, misteriosamente, a mi asma, arbitraria, hacia el pavimento. Bajo del autobús, busco mis maletas atiborradas de melancolía y ropa limpia. Un extraño señor, bajo y aturdido, me toma del hombro, sonríe amablemente y reprocha mis ronquidos que a lo largo de todo el trayecto, nocturno por cierto, no lo han dejado dormir ni un ápice, ni un instante. Respondo que no se angustie por tales cosas, que mejor imagine la suerte que tenemos de llagar a salvo y en paz. Él, después de un apacible bostezo, contiene su hilaridad y exclama lo imbécil de mi comportamiento. No hago caso. Tomo mi equipaje y pienso en tomar un taxi, por si acaso, autorizado. Y dentro de él, reflexiono: será un buen año.