4/06/2005

¿Qué dices Luis? ¿A ver, qué te pregunté? Dice extrañada, ingenua, ella, la madre. Sí, dice Luis, eso quiero. No, dice ella, te pregunté: qué quieres ser cuando seas mayor -sonrisa maternal-. Sí, dice él, yo quiero ser semáforo. No, dice ella, le acaricia el pelo, le limpia el sudor. Él: sí; voltea a la ventanilla del microbus, ve un semáforo y suspira: yo quiero ser semáforo. Estás bien loco dice ella, disimula una risa, en su mente pasa la idea de un hijo semáforo, por un momento imagina las ventajas de ser la madre de uno, sonríe y repite: Luis estás loco. No, dice él, quiero ser verde y brillar, y también quiero ser rojo, quiero cambiar de color; y quiero, ma, quiero que la gente me obedezca. Silencio, calor, cláxones.
Yo en el asiento de atrás, con la boca abierta, memoricé sus palabras y después volví a mi lecutra. Bien dicen que la verdadera lucidez está en la infancia; me pregunto qué quería ser yo de niño, ah sí, yo quería ser globo terráqueo, ¿verdad ma? A lo ancho ahí la llevo.

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