10/06/2004

Todo para expiarse culpas

Es un honor la oquedad.
Este párrafo alude con sincero -acaso un poco hostil- encono a lo corrosivo de las deudas mal obtenidas en instantes de pueriles tragedias.
La oquedad no es un lastre pues cada paso es escarbar, cada sueño un pasmoso féretro. Los minutos, agujas infranqueables, agridulces espasmos finales. ¿Será fútil buscar en el alma, en el interior de las cuevas, de las venas, en insensatas ofrendas? Cada paso es escarbar, efusivo canto por ser enterrado, hundir el misterio y contemplarlo de lejos.
A rechazar y empuñar la pala, la oquedad inspira a gritos.
Pero dejémoslo para después.

Lásaro (deliberadamente con S, pues es un ser cansado)

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