10/03/2004

3 visiones de lo humillante

I. Poética

Sin apuro caminaba
aquel viejo tan ufano
-de crespo cabello cano-
que por su aspecto no daba
señal de una acción tan brava.
No obstante llegó directo,
altivo, con aire abyecto,
a escupirme sin razones
y sin darme explicaciones
me obsequió un golpe perfecto.

II. Retórica

Incólume sobre el asfalto, me encontraba sin sospechar siquiera lo que a continuación desvelo. Un hombre ya en el ocaso, de caminar ufano, contrastante con su cabello, cano encrespado, se detuvo frente a mí. Como con una idea fija, atornillada en la mente, cruzó sus estrábicos ojos en torno a mi pueril y afable aspecto. Con donaire, aproximó su rostro hacia el mío y, desde el rincón más ínfimo de su existencia, soltó un consistente escupitajo que se escindió en mi nariz y se ocultó entre mis labios. Antes de desaprobar su inexplicable comportamiento, sentí un golpe atroz en la barbilla que me llevó al suelo en un instante.

III. Clara o Ñera

No manches güey, me cae que yo estaba ahí sin pedos y ese cabrón me agarró en la lela. Pinche ruquito, venía caminando muy muy. Ni me lo esperaba porque ya traía toda blanca la sesera. Que se me pone al tú por tú. ¿Quién sabe que chingados se traía? Yo creo que me vio chamaco y medio pendejo el pinche visco, porque de la nada que me suelta un gargajo el culero, pinche gallote espeso, hasta me lo tragué, que poca. Ni tiempo me dio de revirársela al ojete, luego luego me chingó con un santo madrazo en la quijada que me tumbó en la banqueta.

No hay comentarios.: