12/15/2005

A.-Me preguntó que cuál fue el primer autor que me apasionó.
B.-¿Quién?
A.-Achile Campanile, le dije, aunque no lo he leído; me dio pena decirle la verdad: yo mismo.
B.-Campanile lleva años de muerto.
A.-Él me dijo que ese escritor no existía.
B.-¿Campanile dijo eso? ¿Quién te hizo la pregunta?
A.-No, Juan Rey, Juan Rey me preguntó. Pero le dije que Campanile era el seudónimo de mi hermano, o algo así.
B.-Pero sí existió, era italiano.
A.-Te digo, digo, le dije a Juan Rey que recuerdo perfectamente los textos de mi hermano, cuyo seudónimo es Campanile, cuando tenía doce años, él, y yo unos nueve. ¿Era italiano?
B.-Sí, ¿Campanile? Tu hermano, no sé.
A.-No importa. Él no sabe tanto, digo, Juan Rey no lo sabe.
B.-¿Juan Rey? Juan Rey sabe. ¿Tu hermano escribía a los doce?
A.-No escribía exactamente. Subrayaba, más bien, era un autor soberbio.
B.-Juan Rey debe conocer a Campanile.
A.-No importa, le fascinó mi historia; a Juan Rey. Le conté que me gustaba hojear los libros de historia de mi hermano, cuyo seudónimo es Campanile; no leía una página completa, sólo lo subrayado. Lo idolatraba, admiraba sus subrayados que por cierto no tenían nada que ver con la historia, eran creaciones a partir de su registro, el de la historia.
B.-¿Subrayar te hace autor?
A.-A mi hermano sí. Rompía la lógica del texto, creaba nuevas atmósferas, subrayaba una palabra por aquí, una conjunción por allá y, de pronto, cuatro renglones abajo, un adejetivo; pero no al azar, eso lo hacía autor, creo, que su selección de palabras no era al azar.
B.-¿Cómo?
A.-Recuerdo mucho un párrafo: "Los acadios, lo que ahora Irán, sobre una montaña y camino que qué cómo cómo por un río y sí, el siglo". Además, visualmente sus libros parecían engimas, bueno, líneas inconexas, una por ahí, otra por allá, ah, en serio, ah. A Juan Rey le pareció muy interesante eso de crear a partir de lo leído, tuvimos una excelente charla.
B.-Yo conozco a Piglia.
A.-...
B.-...
A.-...
B.-...
A.-No es cierto, no lo cononces, de todas formas lo que te quería decir es que desde esa conversación no he podido dormir. Eso, eso que había olvidado y que, tras una pregunta a quemaropa de Juan Rey, ahora recuerdo. Eso, te digo, eso de cómo me apasionaba leer los subrayados de mi hermano Campanile, aunque haya existido, y cómo ahora lo recuerdo como un autor.
B.-Qué interesante lo que dices, quizá me lo robe para un cuento.
A.-De qué hablas. A mí se me ocurrió.
B.-¿A ti se te ocurrió?, ¿sigues con eso de inventarte recuerdos?
A.-¿Cómo? Es mi recuerdo. Claro que subrayar te hace autor, cuando utilizas las palabras para nombrar algo nuevo.
B.-No estoy seguro de que sea nuevo eso que nombrás, digo, nombras, perdón.
A.-Has leído mucho a ese argentino, descuida, es normal, prosigue.
B.-Te decía que eso quiere decir que si yo subrayo lo esencial de tu idea y escribo un cuento, es nuevo, como tú mismo dices.
A.-Ese cuento será algo nuevo, es cierto, feo, espantoso, ilógico, como acostumbras, pero nuevo, claro, ¿por qué no?.
B.-Entonces quizá escriba un cuento de esto.
A.-Pero no entiendes, ¿o no entendés?. Al subrayar lo esencial te conviertes en mi crítico, en mi anotologador, quizá hasta en mi alumno.
B.-Entonces subrayarte no me hace autor.
A.-Para ser autor no hay que sintetizar los textos. Así como vivir no es para resumir, subrayar no es para atrapar y encapsular la idea principal; ni mucho menos. Yo creo, y en esto está de acuerdo Juan Rey, que se puede crear a partir de un texto ya escrito, ¿preguntas cómo? A eso voy, a eso vamos.
B.-¿No podrías ser personaje de cómic y ser concreto?
A.-¿Quieres ver? Subraya esto: Juan Rey, no en sus cinco sentidos, me dice que conformo, junto con él, una conversación que no es coherente, en tiempo sobre todo, con lo que ahora veo.
B.-Juan Rey y tú hablan sobre el futuro.
A.-Eso es un resumen.
B.-Juan Rey dice que conformo junto con él una conversación no coherente con lo que veo.
A.-Eso es síntesis, creo. No atrapes.
B.-No me conformo con lo que veo.

1 comentario:

ira dijo...

Ay pinchi Andrei, de repente me da miedo que lúcido eres, cabrón.
Te mando un abrazo pre Muñoz Rochístico.
Ya hablemos pronto ¿no? Os extraño harto.
No mames, sigue escribiendo o te pateo.
Ira.