A.-Me preguntó que cuál fue el primer autor que me apasionó.
B.-¿Quién?
A.-Achile Campanile, le dije, aunque no lo he leído; me dio pena decirle la verdad: yo mismo.
B.-Campanile lleva años de muerto.
A.-Él me dijo que ese escritor no existía.
B.-¿Campanile dijo eso? ¿Quién te hizo la pregunta?
A.-No, Juan Rey, Juan Rey me preguntó. Pero le dije que Campanile era el seudónimo de mi hermano, o algo así.
B.-Pero sí existió, era italiano.
A.-Te digo, digo, le dije a Juan Rey que recuerdo perfectamente los textos de mi hermano, cuyo seudónimo es Campanile, cuando tenía doce años, él, y yo unos nueve. ¿Era italiano?
B.-Sí, ¿Campanile? Tu hermano, no sé.
A.-No importa. Él no sabe tanto, digo, Juan Rey no lo sabe.
B.-¿Juan Rey? Juan Rey sabe. ¿Tu hermano escribía a los doce?
A.-No escribía exactamente. Subrayaba, más bien, era un autor soberbio.
B.-Juan Rey debe conocer a Campanile.
A.-No importa, le fascinó mi historia; a Juan Rey. Le conté que me gustaba hojear los libros de historia de mi hermano, cuyo seudónimo es Campanile; no leía una página completa, sólo lo subrayado. Lo idolatraba, admiraba sus subrayados que por cierto no tenían nada que ver con la historia, eran creaciones a partir de su registro, el de la historia.
B.-¿Subrayar te hace autor?
A.-A mi hermano sí. Rompía la lógica del texto, creaba nuevas atmósferas, subrayaba una palabra por aquí, una conjunción por allá y, de pronto, cuatro renglones abajo, un adejetivo; pero no al azar, eso lo hacía autor, creo, que su selección de palabras no era al azar.
B.-¿Cómo?
A.-Recuerdo mucho un párrafo: "Los acadios, lo que ahora Irán, sobre una montaña y camino que qué cómo cómo por un río y sí, el siglo". Además, visualmente sus libros parecían engimas, bueno, líneas inconexas, una por ahí, otra por allá, ah, en serio, ah. A Juan Rey le pareció muy interesante eso de crear a partir de lo leído, tuvimos una excelente charla.
B.-Yo conozco a Piglia.
A.-...
B.-...
A.-...
B.-...
A.-No es cierto, no lo cononces, de todas formas lo que te quería decir es que desde esa conversación no he podido dormir. Eso, eso que había olvidado y que, tras una pregunta a quemaropa de Juan Rey, ahora recuerdo. Eso, te digo, eso de cómo me apasionaba leer los subrayados de mi hermano Campanile, aunque haya existido, y cómo ahora lo recuerdo como un autor.
B.-Qué interesante lo que dices, quizá me lo robe para un cuento.
A.-De qué hablas. A mí se me ocurrió.
B.-¿A ti se te ocurrió?, ¿sigues con eso de inventarte recuerdos?
A.-¿Cómo? Es mi recuerdo. Claro que subrayar te hace autor, cuando utilizas las palabras para nombrar algo nuevo.
B.-No estoy seguro de que sea nuevo eso que nombrás, digo, nombras, perdón.
A.-Has leído mucho a ese argentino, descuida, es normal, prosigue.
B.-Te decía que eso quiere decir que si yo subrayo lo esencial de tu idea y escribo un cuento, es nuevo, como tú mismo dices.
A.-Ese cuento será algo nuevo, es cierto, feo, espantoso, ilógico, como acostumbras, pero nuevo, claro, ¿por qué no?.
B.-Entonces quizá escriba un cuento de esto.
A.-Pero no entiendes, ¿o no entendés?. Al subrayar lo esencial te conviertes en mi crítico, en mi anotologador, quizá hasta en mi alumno.
B.-Entonces subrayarte no me hace autor.
A.-Para ser autor no hay que sintetizar los textos. Así como vivir no es para resumir, subrayar no es para atrapar y encapsular la idea principal; ni mucho menos. Yo creo, y en esto está de acuerdo Juan Rey, que se puede crear a partir de un texto ya escrito, ¿preguntas cómo? A eso voy, a eso vamos.
B.-¿No podrías ser personaje de cómic y ser concreto?
A.-¿Quieres ver? Subraya esto: Juan Rey, no en sus cinco sentidos, me dice que conformo, junto con él, una conversación que no es coherente, en tiempo sobre todo, con lo que ahora veo.
B.-Juan Rey y tú hablan sobre el futuro.
A.-Eso es un resumen.
B.-Juan Rey dice que conformo junto con él una conversación no coherente con lo que veo.
A.-Eso es síntesis, creo. No atrapes.
B.-No me conformo con lo que veo.
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1 comentario:
Ay pinchi Andrei, de repente me da miedo que lúcido eres, cabrón.
Te mando un abrazo pre Muñoz Rochístico.
Ya hablemos pronto ¿no? Os extraño harto.
No mames, sigue escribiendo o te pateo.
Ira.
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