9/19/2006

En los últimos cuatro meses, este blog ha incremenado casi al doble sus visitas. Este aumento coincide con buenos comentarios fuera de la red, en la aparente realidad. Cada vez es más la gente que me visita y, en la mayoría de los casos, han afirmado coincidir a medias con mis opiniones. Más de uno ha felicitado mi salida del blog en clave para empezar a mostrar mis ideas y opiniones respecto, primero, al futbol, y después en torno al proceso electoral y poselectoral. Se me ha criticado no platicar sobre Oaxaca, pero eso está pronto a solucionarse; escribo un texto especial para eso aunque, por más que intento, no lo veo terminado. También otro sobre la desaparición de plutón. Lo que me entusiasma es saber que, quizá por morbo, comenzar a escribir sobre mis preocupaciones personales es el punto principal del incremento, según mi percepción; sobre todo gente que por distancia no puede saber qué es de mi vida a quemarropa y, noto, me visitan en silencio. En fin, todo esto como excusa para decir que he vuelto a la tranquilidad. Contrario a la incertidumbre y cobardía que me tenían encajuelado, ahora puedo decir que me siento fresco y lleno de ideas, relajado y con la mirada en el techo. Como la noche y el día, como la espalda y el pecho. Hace poco leí, no recuerdo donde, que quien no escribe una novela, no está en la realidad, o algo así; esa frase, o cita, me recuerda que a veces es difícil distinguir la actualidad de los esquemas remados por galeotes, y creo: sería mejor decir: quien no escribe un blog, no es encontrado en google. No sé hacia dónde caminamos; unos dicen que hacia la desaparición del autor, otros que al mercado salvaje de obras paupérrimas. No hay duda que esta época anuncia un oscurantismo literario, de contenidos huecos, y formas digeridas, en donde la censura aparecerá disfrazada de excesiva libertad, en dónde hasta el más idiota publicará y, por lo tanto, será quien más venda y, por lo tanto, volverá a publicar y, por lo tanto, marcará un estilo y, por lo tanto, lo más probable es que sólo serán leídos los autores sosos, baratos y aprobados por el mercado y las instituciones. Leo una aguda crítica sobre Zoe Valdés, la actual luminaria ganadora de jugosos premios, siento que debo dejar de decir "por lo tanto", por ejemplo, y luego veo que ese es el camino hacia la aclamación; Isabel Allende o Laura Esquivel ya nos lo habían advertido. No quiero pensar que la contraparte esté en no escribir, al contrario, sólo es cuestión de asumir el contexto y encontrar tu nicho en el mercado; que bien podría, ese target, ser el mismo autor (como en el caso de algunos blogs); el extremo sería que cada quien publique su obra y se convierta en su autor favorito; supongo que la misma era tecnológica nos dará las armas para permanecer y sellar algunas superficies, aunque, asumirlas, esas armas de la tecnología, de alguna forma significa corroborar que pertenecemos a la periferia, es decir, ser un blogger mexicano equivaldrá algo así como un tipo que cocina piedras desde afuera de la casa.

No hay comentarios.: