11/04/2005

---En mañanas frías, como ésta, de nariz reseca y escurrida, como ésta, me da por salir, dar un fuerte inhalón de viento y pedir perdón a la gente. ¿Por qué te decía esto? Ah sí; y entonces recuerdo.
---¿Le vas a pedir perdón a alguien?
---No. Me viene a la mente la vez que, hace como diez años cuando, por cierto, apenas dejaba de ser un niño, le pedí perdón a un gran amigo, gran amigo a la distancia del tiempo, por haberle robado una pelota de béisbol. Era una mañana fría, obviamente, de vacaciones. Toqué a su puerta, me atendió su madre y, después de unos cuarenta segundos, apareció Juan y ahí mismo platicamos. Le pedí perdón, le devolví la bola y él dijo algo:
“Él dijo: ---En una mañana fría, como ésta, de nariz reseca y escurrida, como la tuya ---dijo él y quedé impactado, supe que algún día habría de robarme esa frase; volví a ponerle atención--- fui ---dijo---, a pedirle perdón a un amigo, bueno, a mi amigo Juan, Juan, mi tocayo. El quería ser Mc Hammer ---siguió diciendo---, bueno, los dos queríamos ser Mc Hammer, así que discutimos; en fin, como me da flojera contarte, el caso es que me importaba más él, Juan, que ser Mc Hammer, ¿me entiendes?
---¿Y luego?
---Entonces no entendí pero ahora, digo yo, a la distancia del tiempo lo comprendo. Yo le devolví la pelota porque me importaba más él. Él me enseñaba un libro con paisajes de Finlandia y reíamos, recuerdo, porque en uno, en primer plano, aparecía una banda de polka, con peinados de Elvis y zapatillas árabes; y reíamos por lo absurdo, pero por lo absurdo que era que nosotros lo supiéramos. Después salíamos a la cancha con todos, como si viniéramos de ver una telenovela. Yo soy él en gran parte. Él, no es en nada yo; de hecho, él, es un invento, o quizá una mezcla de dos amigos de la pubertad, o de tres, o quizá es la premonición de alguien que conoceré. ¿Por qué te decía esto?
---¿Le vas a pedir perdón a alguien?

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