7/05/2006

Qué decir. En estos momentos el futbol pasa a ínfimos términos. Después de la derrota de México, y también de la de Argentina, en el mundial, me fui a Oaxaca a votar. Es increíble la vibra andresmanuelista en ese estado que, créanme, siempre había sido más priísta que Elías Calles. Yo no lo podía creer. Dos días antes hubo una marcha, convocada por los maestros, de un millón de manifestantes o, por si lo ven exagerado, 12 km, todos, en protesta a la represión sobre el magisterio y exigiendo la renuncia del gobernador ilegítimo priísta. un millón en una ciudad de medio. Del aeropuerto al estadio Benito Juárez. En la ciudad la mayoría eran perredistas ahora, antipriísitas, antiulises, y estaban ansiosos por gritar el 2 de julio, claro, después de votar, gritar el triunfo. Yo siempre he tenido mis reservas con López Obrador, y sobre todo con el perredé que ha conformado, por lo tanto, no creería que su triunfo represente por fin el arribo de la izquierda a la presidencia. Eso no lo creo. De todas formas, jamás podría votar por el PAN, es algo genético, natural, no lo llevo en la sangre, pues. Del PRI ni hablamos, pues sería ignorar toda la lucha 'democrática' o, mejor diría yo, sería ignorarante de la historia reciente del país.
En fin, al terminar las elecciones, en la ciudad de Oaxaca se sentía un ánimo que yo jamás había visto. La gente sonreía, los oaxaqueños casi siempre conformistas, se notaban audaces, ilusionados, a pesar de que la campaña priísta en Oaxaca era algo así como que con Madrazo nos iba a ir muy bien a los oaxaqueños porque Ulises es su gobernador consentido, a pesar de eso votaron por el perredé. Más del 50%.
Como decía, después de las filas en las casillas, gente por todas partes checando las sábanas, corroborando sus intenciones y, de nuevo, sonrisas, sonrisas de todos los estratos socioeconómicos que pueda haber en esa ciudad.
Con ese mismo ánimo creíamos corroborar nuestro presentimiento con la opinión de las televisoras, la del IFE. Mierda, gritó mi hermano, eso no es cierto. Empate técnico. Y a las once de la noche Ugalde: empate técnico. Mierda: mi hermano. Mi papá, por mensaje de texto, desde el df: AMLO adelante por 500 000 votos, según nuestras actas. ¿Entonces? ¿Quién dice la verdad? A lo largo de la madrugada el prep cororoboraba la victoria de Felipe Calderón. Pero papá dijo que Andrés Manuel ganó, dije yo. Pero papá está adentro del perredé, dijo mi hermano, ¿tú crees que van a aceptar la derrota? ¿Entonces? Mi hermano y yo nos quedamos frente al prep, minuto a minuto. Después de las doce el PRD comenzó a ganar terreno. Poco a poco. Mi hermano y yo estamos acostumbrados a las elecciones; al tener un papá político, siempre de oposición, se desarrolla una especie de intuición a la que muchos llaman paranoia, respecto a los sistemas que legitimizan los resultados. Nunca pudo repuntar Andrés Manuel en el prep, era ilógico según la tendencia, o al menos según lo poco que sabemos de estadística. Quizá debido a traumas de la infancia, o a 1988, no dormimos. Tallamos nuestros ojos ojeroso, número tras número en la pantalla. ¿Inevitable la derrota? Sí, dijo mi hermano, inevitable la derrota de Felipe y, aunque me duela decirlo, del IFE. Nuestros rostros desvelados, nuestros estómagos indigestos y nuestras mentes paranoícas se fueron a dormir. ¿Tienes miedo? preguntó él. No, le dije, verás que mañana será evidente para todos.
Continuará.

1 comentario:

paulette dijo...

y eso pensamos todos... mañana se verá.
Me preocupa ver que la gente se cansa, incluso los que votaron por el peje, se cansan y dicen ya pasó, ya nos chingaron, ya qué. ¿cómo ya qué¿ CÓMO¿

y la tan llevada y traída tolerancia que impide ver que Calderón ahora dice "primero los pobres". Y muchos contestan: bueno, es que ahora es tiempo de hacer acuerdos. Sí, después de semejante carnicería mediática resulta que siempre no era tan populista la propuesta.

En fin...