"...recurría a un movimiento de rotación sobre sí mismo, excitándose en acelerarlo; cuando llegaba a ser muy vertiginoso, se le desvanecían las cosas sensibles, debilitábasele la imaginación y las demás facultades que necesitan de órganos corpóreos, fortaleciéndose, en cambio, la acción de su esencia que está libre del cuerpo[...] su entendimiento quedaba puro[...] y obtenía la visión intuitiva..."
Fragmento de EL FILÓSOFO AUTODIDACTO de Ibn Tufayl
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