Hoy en la noche, por correo electrónico, recibí una extraña sugerencia de uno de mis mejores amigos. La carta de suicidio como género literario, proponía él. Yo, como a la menor provocación me encrispo, inmediatamente me puse a componer una mía, influido por mis últimas lecturas. A continuación, es decir más abajo, se encuentra la susodicha. (No vayan a creer que me ando azotando.)
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